Los colibríes en su totalidad, nacen, crecen, se
reproducen y mueren en el continente Americano; desde las tierras frías de la baja
Alaska, hasta el extremo sur de las tierras de fuego en chile.
A pesar de su aparente fragilidad, el colibrí es un luchador de la supervivencia en la
fauna animal, sabiendo adaptarse a los climas adversos para su tamaño, organismo y
estructura fisiológica.
Se han encontrado colibríes, tanto en zonas desérticas muy calientes como en las
templadas costas, tanto en el sur frió de Alaska; donde aparentemente se podía suponer
que no resistirían, hasta en las selvas tropicales o prados, valles y montañas de
Centroamérica sitios cálidos sobre todo para sus crías en ese ciclo vital de sus vidas.
Y es ahí donde demuestran su capacidad de superación estos pequeños y bellos
pajarillos, al saber regular la temperatura de su cuerpo a los cambios climáticos que
experimentan no solo en sus hábitat de origen a través de los tiempos, si no cuando
debido a su migración, cambian estas zonas que son sus hogares, por otras más hostiles
para ellos.
Es también llamativo el comportamiento que adoptan en algunos casos, según la
personalidad del individuo; que va desde el solitario ermitaño, el territorialista, hasta
los que se adaptan y colaboran estructural y socialmente con otros. Los primeros suelen
ser solitarios y muy errantes a la hora de hacer rutas de para alimentarse, sin tener un
espacio definido para ello. Los segundos son por el contrario muy violentos con otros
colibríes, al ser muy posesivos y territoriales con los sitios de alimentación por los
que ellos pasan asiduamente, mostrando mucha agresividad con los que entran en su
territorio, expulsando de sus comederos a los demás individuos sin excepción de sexo o
la especie.
Los últimos son capaces de convivir con otros cuando llega la época de la migración,
ayudándose unos a otros al ir en grupos organizados, para compartir esfuerzos y a si
dosificar fuerzas en su largos viajes de miles de kilómetros a lo largo de toda América,
sin que por ello tenga que haber ningún conflicto.
Los colibríes macho cuando llega la primavera, cortejan a las hembras haciendo alardes
con sus alas al abatirlas, y con sus cantos armoniosos e insinuantes, intentando
seducirlas con todo su encanto; estas, tras observar el despliegue amoroso del macho,
escogerán al que para ella tenga el mejor plumaje y al que con sus cantos más la
enamore.
Las hembras de colibríes, ponen dos huevos, que para la relación del tamaño de
ellas, es bastante grande. Su incubación tiene periodo de entre 15 a 21 días.
A los polluelos tres días después de su nacimiento les sale un plumón grisáceo que
los cubre totalmente, ya que al nacer carecen de pluma, he incluso con los ojos cerrados,
que a las dos semanas por fin abren. Los polluelos no dejan el nido hasta ser totalmente
capaces de subsistir solos. La hembra, según van ellos creciendo, va agrandando el nido,
para tenerlos resguardados de reptiles, mamíferos y otras aves peligrosas para ellos.
La longevidad de un colibrí se estima entre 3 a 5 años, aunque la mayoría de ellos
no suele sobrevivir el primer año, debido a la voracidad de los depredadores que los
amenazan. No obstante en cautividad, su periodo de vida es mucho más largo, llegando a
ser de entre 10 a 17 años.
Algunos machos son polígamos, por lo que tras aparearse tienden a desentenderse de las
responsabilidades de la crianza de los pequeños.
Sus hábitats cada vez se están haciendo más y más reducidos, debido a los productos
químicos del medio ambiente, al ser altamente nocivos para su salud. También la
desertización de zonas de árboles y plantas, son un importante motivo que aunque no para
su extinción, si para su bajada de población.
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